La bondad siempre es recompensada.
Recuerda siempre que una buena acción nunca pasa desapercibida, como le pasó a
Cassandra Myers.
Una chica trabajadora que era enfermera y trabajaba tiempo completo. Siempre necesitó
dinero a pesar de que estaba trabajando. Había muchos gastos y no había suficiente
dinero para cubrirlos.
Vivía en una antigua casa heredada de sus padres, junto a la cual vivían 4 hermanas
de 80 años. Uno de ellos tenía 80 años, otro 86, el tercero 89 y el cuarto 84.
Eran unas ancianas muy amables y alegres. A pesar de su edad, las 4 hermanas se ocupaban
de las tareas del hogar: limpiar la casa, cocinar, hacer la compra, cuidar el jardín,
etc.
Al ver su trabajo, Cassandra decidió ayudarlos con las tareas del hogar después de su
turno. Así lo hizo y las hermanas disfrutaron de la compañía de Cassandra.
Una vez decidieron ayudar a la niña diciéndole: “Cassandra, eres verdaderamente un ser
celestial, ¿podemos al menos pagarte por tu trabajo?”
La niña sacudió la cabeza y dijo que no estaba ayudando por dinero, pero que realmente
quería facilitarles el trabajo. Cassandra se convirtió en su amiga inseparable, todos
los días los ayudaba a cocinar y lavar los platos después de la cena. Siempre habían
pensado en vivir rodeados de amor y solidaridad, por eso nunca confiaron en nadie y
nunca mantuvieron a un empleado en casa.
Cassandra visitaba a las ancianas todos los días después del trabajo y las cuidaba.
Los hijos de las hermanas ni siquiera llamaron ni preguntaron sobre su existencia.
Vivieron así durante 3 años. Poco después apareció el abogado y anunció la apertura del
testamento. Los hijos de las hermanas aparecieron de repente y trataron de quedarse con
su parte. Sin embargo, sucedió lo inesperado. Las madres no habían dejado nada a sus
hijos. Toda la finca quedó a Cassandra y a las niñas una carta y una explicación basada
en su actitud. Esto es lo que ocurre con la proporción de niños que se niegan a cuidar
de sus padres durante su vida.
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