Es oficial, Saturnino, el gallo de la aldea de Villalbe cerca de Carcassonne,
seguirá cantando al amanecer, a pesar de la molestia de su vecino.
El juzgado de Carcasona dictó sentencia el jueves 16 de febrero, dando prioridad
a los derechos de los animales y al patrimonio rural. Una decisión acogida por
la mayoría.
Molesto por el canto del pájaro, un vecino de Charlotte y Mathieu, dueños de
Saturnino, había presentado una denuncia contra la pareja.
Exigió una indemnización de 5.000 euros por perturbación acústica. Una denuncia
que no deja de recordar el caso de Maurice, el ahora famoso gallo de la isla de
Oléron, cuya historia había conmovido a toda Francia.
Para evitar este tipo de disputas, símbolo de oposición entre lo rural y lo urbano,
se aprobó una ley en enero de 2021. El sonido del campanario, el canto del gallo,
el canto de las cigarras o el balido de las ovejas, así característicos del
patrimonio sensorial de la campiña francesa, ahora están protegidos por el Código
del Medio Ambiente.
Esto proporciona una base legal sólida para el tribunal de Carcassonne que desestimó
al demandante. “Esta sentencia es una gran satisfacción”, dijo el abogado de la pareja.
Reconoce el carácter rural del caserío y salva a Saturnino. Nuestra batalla y la de
los defensores del campo ha sido ganada. No debemos oponer el campo y la ciudad”.
Sin esta decisión, el gallo Saturnino habría tenido que ser arrebatado a sus dueños
o asesinado, explica el diario Sud Ouest.
Para proteger al animal, Charlotte y Mathieu habían lanzado una petición «Salvemos
a Saturnino», que ha recogido más de 2.900 firmas.
“Nos habíamos informado para dárselo a la asociación que realiza terapia asistida con
animales con niños discapacitados, por si molestaba a alguien, pero al ver que solo
molestaba a una persona, decidimos quedárnoslo”, explica el propietario. al periódico.
