La señora Wilson se estaba preparando para volar por primera vez en su vida. Tenía
89 años y tenía sentimientos encontrados sobre el vuelo, sobre todo porque encontró
varios problemas en el camino. Había escondido la llave de su casa en su zapato
para no perderla, y cuando se acercó a la puerta, el detector de metales empezó a
sonar. Estaba preocupada porque no tenía idea de cómo funcionaban estas cosas. El
pitido sonó varias veces después de que le pidieron que vaciara sus bolsillos…
Los empleados le dijeron que necesitaba guardar todo el metal que tuviera, y fue
entonces cuando se dio cuenta de que el problema era la llave. Como era su primera
vez en un aeropuerto, no sabía adónde ir y estaba desorientada. Por suerte, un
empleado le ayudó a encontrar su vuelo. Un joven notó su billete en clase ejecutiva
cuando subió al avión. Luego inició una conversación con ella y se dio cuenta de que
podía cambiar su asiento en clase económica por el de ella sin que ella lo supiera.
Afortunadamente, la señora Wilson sabía dónde estaba su asiento y, cuando lo encontró,
le agradeció al joven su ayuda. Desafortunadamente, la persona con la que debía
sentarse era un hombre agresivo que se negó a sentarse junto a una anciana.
La señora Wilson era una persona mayor común y corriente y se preguntaba cómo podía
permitirse un asiento como éste. Afortunadamente, otros pasajeros se pusieron de su
lado y le dijeron al hombre que debería avergonzarse de la forma en que la trató.
Él se disculpó e incluso la ayudó a recoger algunas fotografías que se habían caído
de su equipaje. Cuando vio una de las fotos, se preguntó si el pequeño bebé era el
hijo de la señora Wilson. Ella confirmó, pero agregó que él no estaba a su lado. El
hombre, curioso por saber más, preguntó por la suerte de su hijo. La señora Wilson
comenzó a contar la historia de su vida y muchos de los pasajeros se inclinaron
hacia adelante para escuchar lo que ella tenía que decir.
Comenzó explicando que su padre había servido en el ejército y murió en combate.
Ella, su madre y su hermano Peter, que tenía una discapacidad mental, quedaron solos.
La Sra. Wilson, cuyo nombre era Dorothy, conoció al amor de su vida, un ministro llamado
Jack, cuando tenía 28 años. Estaban perdidamente enamorados y planeaban formar una
familia cuando ocurrió la tragedia. Peter quemó la casa un día y, en un intento por
salvarlo, Jack entró al edificio en llamas.
Lamentablemente ambos fallecieron. Dorothy y su madre quedaron devastadas. Lloraron
durante mucho tiempo. La madre de Dorothy, incapaz de afrontar la pérdida, perdió la
cabeza y comenzó a atacar y culpar a su hija por todo lo sucedido. Mientras tanto,
Dorothy descubrió que estaba embarazada poco después de la muerte de Jack.
Cuando dio a luz a su hijo, un bebé llamado Kevin, temió por su vida porque su madre
la atacaba frecuentemente con un cuchillo. Dorothy pensó mucho sobre sus opciones a
ntes de decidir colocar a Kevin en un orfanato. Cuando su madre enfermó…