Crié a mi hija Hanna por mi cuenta inmediatamente
después de su nacimiento cuando todavía era estudiante.
Conocí a su padre durante mis años universitarios y empezamos a salir.
Sin embargo, cuando quedé embarazada, él desapareció
de nuestras vidas, dejándome sola para criar a nuestro
hijo. No tuve más remedio que ir a ver a mis padres
al pueblo, esperando su desaprobación. Para mi sorpresa,
me ofrecieron un apoyo inquebrantable en
todos los asuntos a lo largo de sus vidas.
Mis padres cuidaron de Hanna mientras yo continuaba
mi educación en la ciudad. Con su ayuda, logré
construir una carrera exitosa y mantenerme a mí
y a mi hija. Aunque nunca me casé, estaba agradecido
por mi hija. Muchos años después, cuando Hanna
tuvo problemas en su matrimonio, acudió a mí
en busca de apoyo. Le dije las mismas palabras
de aliento que mi madre me había dicho hace muchos años.
Al final, ella no tuvo que quedarse conmigo
mientras se reconciliaba con su marido.
Sin embargo, esta experiencia me recordó
la importancia del apoyo familiar. Han pasado
los años y mis nietos ahora están estudiando en la universidad.
Natalia comparte con ellos las sabias palabras
de mi madre, continuando el legado del poder
de las palabras en nuestra familia. Agradezco a
mi madre por su apoyo durante mi juventud y
estoy orgulloso de haber continuado con su legado.