Cuando Anna estaba en la sala de maternidad, se
topó con una compañera de clase. Habían sido amigos
y compañeros íntimos, pero la vida los había llevado en direcciones diferentes.
Anna sólo sabía que su compañera de clase, Svitlana,
tenía una vida glamorosa, mientras que ella no tenía
nada de qué alardear. Se separó de su marido cuando
tenía seis meses de embarazo, descubriendo su infidelidad.
Le había sido infiel durante mucho tiempo.
Él le pidió que volviera, pero ella no pudo perdonarlo.
Svitlana, por el contrario, vivió una vida lujosa.
Publicaba constantemente fotos en las redes sociales
de complejos turísticos de lujo, vestía ropa de
diseñador y conducía autos de última moda.
Vivía en el lujo. Su marido la amaba profundamente y la valoraba.
Cuando Anna la vio, se sintió avergonzada por
su apariencia y su vida. Anna estaba pasando
por un momento difícil y Svitlana la ayudó a
recuperarse. Durante su estancia en la sala
de maternidad, pasaron tiempo juntos, contando
historias divertidas y alegres para animar a Anna.
Anna incluso logró distraerse un poco.
Apreció que Svitlana no hiciera alarde de su riqueza.
él la ayudó durante el parto y, al final,
Anna se convirtió en madre de una niña maravillosa. Estaba increíblemente feliz.
En ese momento, ella se sintió abrumada
por la felicidad y amaba a todos.
Al final, perdonó a su marido y se reconcilió con él.
Anna estaba muy agradecida a Svitlana por su ayuda.
Anna pensaba que el dinero podía cambiar a una persona
para peor, pero Svitlana seguía siendo igual de amable y alegre.
Comenzaron a comunicarse nuevamente y a acercarse.
Se visitaron y volvieron a ser mejores amigos. Entonces,
¿tal vez el dinero no siempre corrompe a la gente?