En la acogedora ciudad de Sugarvale, los gemelos Mia y Max son conocidos por su
insaciable gusto por lo dulce y sus travesuras.
Su amor por los malvaviscos no tiene límites y sus padres a menudo tienen dificultades
para mantener la despensa abastecida con estas delicias esponjosas.
Una tarde soleada, mientras sus padres están ocupados en la cocina, Mia y Max se
escabullen en la despensa y descubren un alijo escondido de malvaviscos. Emocionados,
comienzan a mordisquearlos, riéndose mientras devoran las delicias azucaradas.
Sin embargo, su inocente merienda se convierte rápidamente en una competencia para
ver quién puede comer más malvaviscos.
Antes de que se den cuenta, han devorado todo el alijo, dejando nada más que bolsas
vacías y dedos pegajosos.
A medida que aumenta el nivel de azúcar, Mia y Max comienzan a sentirse incómodos y
lamentan su indulgencia impulsiva.
Pero sus problemas están lejos de estar resueltos. Cuando comienzan a limpiar su
desorden, sus padres entran, sorprendidos al encontrar la despensa desordenada y a
sus gemelos rodeados de bolsas vacías de malvaviscos.
Con expresiones de culpa, Mia y Max confiesan su desastre con malvaviscos y se disculpan
profundamente con sus padres. A pesar de su mal comportamiento, sus padres no pueden
evitar sonreír al ver a sus gemelos cubiertos de azúcar.
Juntos, limpian el desorden y deciden convertir el incidente en una lección de moderación
y compartir. A partir de ese día, Mia y Max aprenden a disfrutar sus malvaviscos con
moderación y su vínculo como hermanos se fortalece a medida que comparten sus delicias
con amigos en Sugarvale.
Evaluación