Meg Ryan es una actriz talentosa.
Es muy trabajadora y dedica mucho tiempo al trabajo, a veces simplemente
olvidándose de sí misma.
Pero ella hizo una gran contribución al cine mundial.
Hace 14 años, Meg adoptó a una niña de China.
Como dijo la actriz, no hizo esa elección a propósito, ya que en Estados Unidos
el proceso de adopción es muy largo, lento y agotador.
Y en China todo es mucho más sencillo: nombras tu sexo, edad y en un par de meses eres mamá.
Desde entonces, su hija adoptiva ha ido creciendo en amor y cuidado,
Ryan ha hecho todo lo posible por la felicidad de la niña.
Llamó a la bebé Daisy.
Son Jack, que tras el divorcio de sus padres quería vivir con su padre,
encontró muy fácilmente un lenguaje común con su hermana.
Por el bien de su hija, la actriz rechazó muchos papeles y siempre trató de
ajustar su horario para pasar más tiempo con ella.
Daisy está creciendo para convertirse en una niña dulce y muy hermosa.
Mamá e hija están muy unidas, pueden compartir las cosas más íntimas.
Mejores amigos juntos 24/7.
La actriz solo lamenta no haberle dedicado tanta atención y cariño a su hijo.