Este museo es considerado uno de los más grandes y antiguos del mundo.
Fue fundada por orden de Catalina la Grande en 1754.
Anteriormente, era un edificio con una colección personal de
los gobernantes del Imperio Ruso, pero luego de 100 años sus
puertas se abrieron para que todos pudieran ver obras de arte.
En la actualidad, el Hermitage es conocido mucho más allá de
las fronteras de Rusia y atrae anualmente a millones de turistas.
Además, tiene otra característica: son gatos.
Y no dos o tres, sino hasta 74. El ejército caudado no solo
entretiene a los visitantes, sino que también ayuda en la lucha contra las plagas.
Cuando el palacio se convirtió en museo, decidieron quedarse
con los gatos, porque los objetos de arte necesitaban protección.
No había gatos en el Hermitage solo desde los momentos más
difíciles para la ciudad: el bloqueo y la posguerra.
En la década del 50 del siglo pasado, la población de roedores
comenzó a aumentar, por lo que las autoridades lanzaron
nuevamente los caudados en las instalaciones del museo.
Desafortunadamente, nadie se preocupaba por los gatos en la época
soviética, pero en los años 90 se lanzó un programa especial,
según el cual cada guardián peludo recibía comida y atención veterinaria.
En 2007, el Hermitage comenzó a aceptar gatos callejeros y 4
años más tarde celebraron un festival en el que
recogieron comida y juguetes para gatos.
74 gatos que viven aquí han sido esterilizados y están bajo
el cuidado de 4 empleados. En el territorio del museo hay
una pequeña clínica veterinaria y una cocina especial para gatos.
El dinero para el mantenimiento de los animales
proviene principalmente de fundaciones benéficas.
Los empleados del Hermitage también buscan familias amorosas
para sus «colegas» de cuatro patas. Varios gatos ya se han
tomado una merecida jubilación con nuevos dueños
