Que angelitos adorables, solecitos, la alegría de mamá y papá, que crecen sanos y,
lo más importante, dan alegría a sus padres.
¡En algún lugar vi algo similar!
Ah, sí, en mi casa. Tengo gemelos. ¡Nuestra alegría! ¡Solo te deseo alegría! ¡Solo
felicidad! ¡Unico amor!
Oh, cariño y queridos angelitos, que haya más niños así en el mundo. Necesitan
atención, comprensión y amor.
Privar a un niño de cuidados y de una buena relación significa exponerlo a la crueldad
y la hostilidad desde la primera infancia.
Sus acciones comienzan a adquirir un carácter hostil.
La falta de calidez y cariño comienza a manifestarse en las relaciones con adultos y
compañeros.
Por ejemplo, la agresión hacia los profesores, el egoísmo en la comunicación con los
amigos y la mala educación en las conversaciones con los padres: todo esto son
resultados de la indiferencia hacia un niño pequeño”.