Jake y Jesica habían estado casados durante cinco años
y esperaban que después de unos años de feliz vida matrimonial,
tuvieran hijos. Sin embargo, tras someterse a un reconocimiento
médico, Jésica supo que no podía tener hijos.
Cuando se lo contó a su marido, Jake le aseguró que nunca
la abandonaría y decidieron no hablar más del
tema de los niños para evitarle sufrimiento a Jesicas.
A pesar de que Jesica aceptó su situación, todavía le
preocupaba que Jake pudiera dejarla por una mujer
que pudiera darle herederos. Todo cambió cuando jesica
se enteró por su amiga, que trabajaba en la maternidad,
de una joven que había dado a luz a gemelos
y los había dejado en el hospital.
Jesica inmediatamente se dio cuenta de que
quería adoptar a los bebés y Jake apoyó su decisión.
Después de reunir los documentos necesarios,
jesica y jake finalmente conocieron a sus hijos.
Las gemelas se parecían tanto a jesica que sus amigos
asumieron que eran sus descendientes biológicos.
Jesica y Jake estaban encantados de tener finalmente
una familia completa y no les preocupaba que los niños
no fueran biológicamente suyos. Al final, todos estaban
felices y agradecidos de tenerse unos a otros y a unos
hijos que les traían una alegría inmensa y llenaban sus vidas de amor.
