En la primavera, una pareja casada organizó un paseo en bicicleta, eligiendo una
carretera bastante tranquila en Paraguay para la ruta. Durante el viaje, vieron
un automóvil que disminuía la velocidad en la carretera.
El conductor no salió, pero la parja vio una pequeña bolsa salir volando por la
ventana. Luego, el automóvil se alejó. Los ciclistas decidieron ver qué había dentro
y el hallazgo los sorprendió.
Cuando los jóvenes se acercaron al paquete, se dieron cuenta de que dentro estaba
sentado un cachorro, que de inmediato corrió hacia ellos. “Nos dimos cuenta de que
es una criaturita peluda que no se merece lo que le hicieron”, dice Pablo.
La pareja examinó al perro y aparentemente no encontró nada sospechoso. El perro
parecía sano y feliz. La pareja no sabía qué hacer con el hallazgo y tenía la
intención de enviarla a un refugio, pero luego cambió de opinión y la llevó a casa.
“Decidimos quedarnos con el pequeño y le pusimos el nombre de Lorenzo. Ahora vive
con nosotros, lo criamos nosotros”, explica Pablo. El perro parece haber encontrado
a su familia. La pareja sigue desconcertada y no entiende quién trató tan cruelmente
al pequeño.