Me enamoré de Yarina y me casé con ella. A pesar de mi deseo de tener hijos, ella no
lo quería. Fue un milagro cuando Yarina quedó embarazada de trillizos.
Desafortunadamente, dejó a los niños en el hospital y se escapó, dejándome a mí para
criarlos solo.
Cuidé a mis hijos y pasamos por todo juntos. Nunca me volví a casar y me dediqué por
completo a su educación. Son lo más importante en mi vida.
Años después, Yarina apareció en nuestra puerta. Quería entrar y hablar.
Nos sentamos y tuvimos una conversación, durante la cual él empezó a justificarse
diciendo que nunca me había amado y que no quería tener hijos.
Luego pidió dinero y un lugar donde quedarse.
Nos negamos y ella se enojó y nos demandó por manutención infantil. Sin embargo, hacía
tiempo que había cancelado sus derechos de paternidad porque ella había estado ausente
de la vida de los niños durante más de un año.
El tribunal rechazó su demanda. Creo que hicimos lo correcto al no apoyarla. Ella nunca
se preocupó por los niños ni estuvo involucrada en sus vidas, y no iba a dejar que nos
usara ahora que enfrentaba dificultades financieras.
Mis hijos y yo siempre hemos estado ahí el uno para el otro y seguiremos siendo una
familia pase lo que pase.
Evaluación