Cuando el especialista le dijo a una mujer embarazada que su pequeño nacería sin extremidades,
ella quedó devastada y no pudo evitar sentirse preocupada y temerosa por su futuro.
Sorprendentemente, su hijo continuó desafiando las probabilidades, dando sus primeros pasos mientras su familia lo animaba.
Katie Whiddon-Greene no se dio cuenta de lo que el destino le tenía reservado hasta que se encontró en medio de eventos de los que no podía escapar. Ya era una madre joven cuando supo que estaba embarazada. Si bien la noticia fue emocionante, lo que siguió cambió su vida.
La residente de Texas recordó haber ido a hacerse el ultrasonido a las 18 semanas cuando el médico le dio la impactante noticia:
su bebé tenía focomelia, una condición congénita caracterizada por extremidades subdesarrolladas o faltantes.
El diagnóstico que cambió su vida sacudió a Katie, y aunque quería permanecer optimista y amar a su pequeño a toda costa,
no podía silenciar los miedos y las dudas en su cabeza.
Se preguntó sobre el futuro de su hijo y la calidad de vida que tendría.
Con el tiempo, sus preocupaciones crecieron.
La ocasión especial se había retrasado mucho para Katie, quien dijo que no podía dejar de llorar porque estaba orgullosa de su hijo.
A pesar de dudas y temores, acogió a su hijo con amor y alegría, avanzando paso a paso en la vida.
Entonces, un día, acostó a su hijo de dos meses, a quien decidió llamar Camden, en su cama y fue testigo de un espectáculo reconfortante.
Katie dijo que vio a su ángel golpeando los juguetes con sus brazos.
En ese preciso momento, algo se agitó en su interior y no pudo contener las lágrimas.
Katie notó que entonces supo que su hijo prosperaría y lograría lo que quisiera.
Con el tiempo, Camden demostró cuán acertada estaba su madre cuando comenzó a mirar hacia arriba, darse vuelta y jugar con juguetes.
Katy compartió:
«Tenía muchas dudas al principio, pero él me mostró cómo no necesito dudar de él. »
Finalmente, en noviembre de 2017, Katie, de 23 años, se sorprendió cuando vio a su entonces novio, Cole Greene, animando a Camden
de cuatro años, en sus primeros pasos en su departamento de Denton.
Grabó el dulce momento cuando su hijo caminó lenta y seguramente hacia Cole, quien lo envolvió en su cálido y amoroso abrazo.
La ocasión especial se había retrasado mucho para Katie, quien dijo que no podía dejar de llorar porque estaba orgullosa de su hijo.
La exultante madre reveló que después de ver caminar a su amado hijo por primera vez,
no solo se dio cuenta de lo valiente e inspirador que era, sino que supo que nada lo detendría.
De hecho, fue un momento trascendental para Katie, ya que demostró que su valiente hijo tenía el potencial para superar los obstáculos.