La pareja de Indiana estaba particularmente emocionada por tener una hija, pero
una ecografía a las 20 semanas dejó en incertidumbre el futuro de su familia. La
prueba reveló que su hija, Lacey, tenía espina bífida, un tipo de defecto del tubo
neural que puede causar parálisis, daño cerebral y daño nervioso severo.
“Acabábamos de descubrir que íbamos a tener una niña el día anterior”, recuerda
Michelle. “Queríamos una niña. En menos de 24 horas pasamos de los momentos más
felices a los más oscuros. »
Los médicos le dijeron a la devastada pareja que su hija probablemente nunca podría
caminar, hablar, comer o incluso respirar por sí sola. Recomendaron que Michelle
interrumpiera el embarazo, pero la pareja se mantuvo firme en darle a Lacey una
oportunidad en la vida. Para ello, Michelle se sometió a un arriesgado procedimiento
de 3 horas para cerrar la abertura en la columna de Lacey mientras aún estaba en
el útero.
Michelle y Lacey se sometieron a la operación el 27 de abril de 2020. Más de 35
profesionales médicos estuvieron en la habitación durante esta delicada operación,
y Michelle estuvo confinada a cama con reposo estricto durante el resto de su
embarazo.
Lacey nació por cesárea el 20 de julio. La bebé fue llevada a la unidad de cuidados
intensivos neonatales (UCIN), donde pasó los siguientes 18 días aprendiendo a
alimentarse y comenzando a mover los dedos de los pies y los tobillos. Los médicos
determinaron que estaba parcialmente paralizada de cintura para abajo, pero desde
el primer día, ¡Lacey comenzó a desafiar las probabilidades!
Para asombro de todos los que la rodeaban, Lacey comenzó a desarrollarse según un
calendario relativamente normal. De hecho, a los 19 meses podía hablar al nivel de
un niño promedio de 3 años. Físicamente, nunca dejó que su parálisis parcial la
frenara y aprendió a darse la vuelta, sentarse y levantarse por sí sola. Ahora,
con casi tres años, ¡hasta ha dado sus primeros pasos con ayuda de un andador!
“Hace más de lo que el médico podría haber imaginado”, dice Michelle con orgullo.
“Ahora puede levantarse y valerse por sí misma. Puede subirse al sofá y jugar con
su caballito de madera. »
«Todos los días puedes ver un milagro», dice Michael.
Rara vez se ve a Lacey sin una sonrisa en su rostro, y su risa podría derretir
incluso el corazón más frío. Es inteligente, curiosa y, sobre todo, decidida. Sus
padres creen que fue su determinación lo que la ayudó a desafiar las probabilidades
y aprender a caminar por sí sola.
