Tras la muerte de su esposa, el padre se quedó solo con su hija. La vida de un padre
soltero estuvo llena de dificultades, y no se trataba solo de los desafíos diarios o
de criar a un hijo.
El principal problema fue cómo la gente que lo rodeaba se compadecía de él o
intentaba insistir en que se volviera a casar. No se sentía cómodo con esta situación,
especialmente porque su hija, Sona, ya tenía nueve años.
Vivían bien juntos y no se habían planteado nuevas relaciones.
Sona fue una verdadera ayuda y estaba orgullosa de lo inteligente que estaba siendo
su hija mientras crecía.
Un día soleado de primavera, con un día libre, decidió llevar a su hija a un café para
variar.
Tomaron una mesa, pidieron tarta de queso y limonada y empezaron a charlar. Sona felizmente
compartió historias sobre la escuela y eventos recientes en su clase. Una pareja estaba
sentada en una mesa cercana.
El hombre y la mujer miraron con curiosidad la mesa donde estaban sentados el padre y la
hija. notó su atención pero no entendió la causa. Esto le molestó un poco.
Sin embargo, antes de irse, le entregaron una nota. Cuando lo leyó quedó profundamente
conmovido.
“Ambos crecimos sin padres y siempre hemos extrañado la atención que usted generosamente
le brinda a su hija. Se nota que eres un excelente padre. ¡Es maravilloso ver la relación
que tienes con tu hija! Nos conmovió profundamente”.