“Papá, ¿debes seguir adelante con esto? ¿No puedes volver a enseñar?
cuestionó el hijo mayor de Bruno, Travis, de 15 años, con preocupación
en sus ojos mientras le entregaba una botella de té a su padre que se
iba a su turno de noche. Sin darse cuenta de las luchas de su padre
después de su carrera docente, Travis asumió la responsabilidad de
cuidar a sus cuatro hermanos menores hasta el regreso de Bruno.
Bruno, ahora taxista de 48 años, había sacrificado su pasión por la
enseñanza para criar a cinco hijos tras la trágica pérdida de su madre.
Su mente a menudo volvía a visitar el pasado, atormentado por
los recuerdos de una tragedia fatal que se cobró la vida de su esposa.
Al reflexionar sobre un viaje nocturno lluvioso, Bruno se encontró
atrapado en el tráfico y observaba a una familia feliz cerca. El
recuerdo de su propia alegría con Samantha y sus cuatro hijos
inundó sus pensamientos. La prematura muerte de Samantha durante
el parto llevó a Bruno a dejar la enseñanza, sintiéndose responsable de la tragedia.
La decisión de Bruno de conducir un taxi, nacida de la necesidad,
dio un giro inesperado cuando se encontró con una mujer y su hijo.
La mujer desapareció, dejando atrás a un bebé dormido, Samuel. Bruno,
al no poder localizarla, decidió adoptar a Samuel hasta que los
abuelos del niño aparecieron y revelaron una herencia millonaria.
Los abuelos Fernández, agradecidos por los cuidados de Bruno, explicaron
que su hija los había dejado y se había llevado a Samuel a Japón. La
repudiaron y dejaron la fortuna a su nieto. Bruno, ahora tutor legal
de Samuel, lo llevó a casa con un nuevo motivo para celebrar:
un padre y unos hermanos amorosos y una herencia sustancial que cuidar.
Sólo el tiempo revelará si Amanda, la madre, regresará, pero Bruno está
comprometido a criar a Samuel con amor y cuidado.