El Dr. Jim Clark compartió una historia en las redes sociales que lo afectó profundamente.
Jim habló de una niña de 5 años, Lizzie, que necesitaba urgentemente una transfusión
de sangre.
Los especialistas se dieron cuenta de que el mejor donante para ella era su hermano gemelo,
que padecía una enfermedad similar y se había recuperado.
Su sangre era apta para todos los parámetros y la presencia de anticuerpos que habían
vencido la enfermedad.
Jim le preguntó al niño si estaba dispuesto a compartir sangre con su hermana.
El chico dudó al principio.
El especialista le explicó que era la única manera de salvar a la niña y aceptó.
Lizzie recibió una transfusión y el especialista notó que el rostro de la pequeña paciente
había recuperado el color.
Después de la operación, el niño le hizo al especialista una pregunta que nunca olvidaría…
“Hoy operé a una niña. Necesitaba sangre del primer grupo, negativa.
No lo teníamos, pero sabíamos que su hermano gemelo tenía el mismo tipo de sangre. Le
expliqué que era una cuestión de vida o muerte.
Se quedó sentado en silencio durante un minuto, luego se levantó y saludó a sus padres.
No lo pensé en absoluto.
Pero cuando terminamos, el niño de repente preguntó: “¿Y cuándo moriré?”
¡Pensó que daría su vida por su hermana!
Imagínense qué tipo de decisión estaba tomando ese niño en ese momento, creyendo
erróneamente que era lo último que haría en su vida…
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