A veces, los edificios cobran una segunda vida, por lo que
Rachel Roberts decidió, a los 26 años, que intentaría
convertir un edificio antiguo en un hogar cómodo.
El edificio de dos plantas, que una vez albergó una comisaría,
se encuentra en el pequeño pueblo de Siset. Según datos de 2001,
1324 personas vivían en el pueblo, ahora este número es aún menor,
pero esto no asustó a la señorita Roberts.
Pagó unas 180.000 libras por la casa. Durante varias décadas,
la casa que ella había elegido para transformar ha estado vacía.
Fue construido en 1853 y cerrado en 1969 por el
traslado de la policía a otra zona.
Tomó mucho esfuerzo solo limpiar el área de escombros.
Rachel planeó cada paso de la renovación con su novio,
Mike, y se puso a trabajar. Pudieron diseñar un interior
agradable, manteniendo la estética del espacio.
Para ello, dejaron las vigas bajo el techo y el suelo de madera.
Sí, y tampoco tocaron el ladrillo.
Representantes de la televisión local se interesaron por
la inusual transformación de la comisaría de dos plantas.
Rachel y Michael recibieron ayuda para completar el trabajo,
y el equipo de filmación ayudó a crear una historia corta
sobre su proyecto. Ahora esta solución creativa en
la campiña inglesa es conocida en todo el mundo.