A pesar del crítico estado de salud del gatito, los voluntarios decidieron salvarlo… y lo hicieron.
Aunque está completamente solo en este gran mundo, el dulce gatito nunca se ha rendido…
, pero desafortunadamente su madre gata lo dejó y nunca regresó. Estaba muy débil y necesitaba ayuda inmediata.
De inmediato, un grupo de voluntarios se apresuró a ayudar al pequeño, llevándolo de la mano.
El bebé estaba débil y severamente bajo de peso.
A pesar de todo esto, querían salvar su vida a toda costa, dándole la oportunidad de luchar por su vida.
Primero, trataron de elevar lentamente la temperatura corporal del gato, lo que implicó alimentarlo cada hora en incrementos muy pequeños.
Fue atendido por una voluntaria llamada Dorella, cuyo minucioso cuidado sacó al pequeño del borde del abismo.
Dos semanas después, la gatita recuperó el apetito gracias a la atención las 24 horas.
Ya estaba comiendo como un campeón y agarrando la botella con sus patitas, se la tragaba con todas sus fuerzas.
El gatito se llamó Sandman, y cuando tuvo la fuerza suficiente para explorar el mundo y jugar, lo trasladaron a su nuevo hogar adoptivo para socializar con otro gato, llamado Taro.
Todo sucedió al instante. Taro saludó al pequeño con las patas abiertas y gruñidos.
Inmediatamente tomó al pequeño bajo su ala, como si entendiera exactamente lo que el pequeño necesitaba.
Ahora se han convertido en amigos inseparables a los que les encanta abrazar y jugar.
También logran calentar los corazones de todos los que los ven.
El pequeño, que antes no tenía fuerzas ni para moverse, se ha convertido en un adorable gatito lleno de energía y picardía.
Florece día a día gracias a su amigo felino y a estas personas solidarias.