El 10 de abril de 2012, el destino del soldado estadounidense Travis Mills cambió
drásticamente durante su tercera misión en Afganistán. Durante una patrulla, pisó
un artefacto explosivo improvisado (IED), privándolo instantáneamente de su brazo
y pierna izquierdos. Su esposa, Kelsey, finalmente accedió a amputar los otros
miembros irreparablemente dañados de Travis.
Travis quedó tetrapléjico de la noche a la mañana y perdió la fe en su futuro.
A pesar de sus lágrimas, le pidió a Kelsey que se fuera con su hija Chloe para
poder comenzar una nueva vida. “Simplemente vive feliz”, le dijo, “porque ya no
valgo nada”.
Kelsey respondió en tono de broma: “Sí, lo pensé… Pero ya sabes, hay lugares para
personas discapacitadas”. Luego dijo seriamente que no se iría. “No es una opción”,
afirmó.
Travis dice que lo único que lo inspiró a continuar fue la presencia de su familia
a su lado. “Al mirar a mi esposa y a mi hija, pensé: ‘Si están conmigo, lo lograré.
El único valor aquí es para ella.»
Después de la visita de un veterano del ejército tetrapléjico, Travis se dio cuenta
de que todo era posible, sólo tenía que aprender a vivir con su cuerpo modificado.
Su compañero de desgracia le dijo: “Camino, conduzco, hago prácticamente todo lo que
quiero. Y tu también puedes hacerlo.»
Durante los siguientes 19 meses, Travis aprendió a vivir sin sus extremidades, haciendo
todo por su cuenta, desde comer e ir al baño hasta conducir un automóvil.
“Estaba deprimida, enojada y avergonzada. Me preguntaba cómo podría ser un buen padre y
esposo”.
Travis y Chloe aprendieron a caminar al mismo tiempo. Al crecer, ella sólo recordará a
su padre por cómo se convirtió después de la amputación, y Travis se esforzará por hacer
que su discapacidad sea lo más insignificante posible para ella.
Ahora, Travis y Kelsey tienen un hijo, Dax. Insiste en pasar tiempo con los niños,
comprar porterías de fútbol para el jardín y acompañar a Chloe a los bailes entre padres
e hijas de su escuela.
Además de sus deberes como padre, Travis viaja mucho para dar discursos motivadores.
Su máxima: “Nunca te rindas. No rendirse nunca». También creó la Fundación Travis Mills
para ayudar a los veteranos heridos a recuperarse junto con sus familias.